VERANO Y EXCESOS
En verano, nos pasamos. Y mucho. De primeras, nos pasamos con las vacaciones, sobretodo cuando todavía somos estudiantes, y algunos las conservan toda la vida, como los profesores, el gremio más odiado de España. Nos pasamos con los planes para hacer en verano, que, sumados a todos los propósitos de año nuevo, suman más cosas que las que incluye el programa político de Podemos. Y si algo tenemos en común con Iglesias, además del pelazo, es que en el fondo sabemos que nunca las cumpliremos.
Nos pasamos con el sol, porque ¿Quién no ha pecado nunca de ser demasiado ambicioso el primer día de playa? Bueno, no todos se pasan con el sol, algunas madres en su defecto se pasan con la crema. Con la crema que le echan a sus hijos en la espalda claro. Es normal, se aburren porque a diferencia que en en invierno, no pueden mandarles ponerse el jersey cuando ellas tienen frío. Y no nos olvidemos de esa minoría que sí que se ponen realmente morenos cuando quieren. Pero es que lo de algunos es ya enfermizo. Tanorexia lo han llamado.
Nos pasamos con el alcohol. Eso hay que reconocerlo. Y es que si no es imposible aguantar las verbenas cuando solo ponen canciones de Julio Iglesias. Claro, luego toca el hangover y la revisión de mensajes de WhatsApp, que a todos se nos van los pulgares de vez en cuando en estado de embriaguez. Pero no solo los españoles nos emborrachamos, ¿O es que los británicos de Magaluf practican balconing como deporte olímpico?
Eh! Y que levante la mano quien no se pase con la comida en verano. Ya vayas al norte o al sur, entre el pescaíto frito, el salmorejito, el marisquito y las cervecitas lo más probable es que vuelvas a casa rodando después de las vacaciones, porque por mucho que todo termine en -ito, dónde al final acaba es en las caderas... Nosotros lo tenemos claro, la única manera de conseguir adelgazar en verano es participar en Supervivientes. Y además coges un bronceado de esos dorados del Caribe que ni Alejandro Sanz. Todo ventajas.
En definitiva, el verano está para pasarse. Para pasarse de vivir, de divertirse, pasarse de amigos, de calor y de locuras. Pasarse de cantar, bailar y hacer el ridículo. Para pasarse de felicidad. Y eso que nunca se puede ser demasiado feliz...
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